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Jimin.

Cuando el omega de Jimin se topó con el alfa de Jungkook, prácticamente parecía brincar en su interior. Se quedó embelesado desde el primer día que lo vio, cuando su hermano mayor llamado Jihyung lo llevó a la casa donde estaban viviendo.

Con sus prendas de color oscuro y el cabello castaño, Jimin deseaba enterrar sus dedos en aquellos finos cabellos para comprobar si resultaban ser tan suaves como parecía. Con aquellos orbes azules que resultaron atrapantes desde el primer momento que se posaron sobre él y aquellos finos labios con los cuales había fantaseado más de una vez.

Recuerda muy bien ese día. Tal vez debería comenzar a explicar desde el principio.

Su hermano Jihyung, un alfa de aspecto rudo pero que en realidad era la persona más linda y respetuosa que conocía, llegó un día a la casa que ambos compartían.

Jimin no vivía con sus padres porque tomó la decisión de mudarse con su hermano mayor cuando Jihyung lo invitó a irse con él, pues quería su independencia al entrar a la universidad.

El omega se mudó con su hermano cuando Jimin tenía dieciséis años y Jihyung dieciocho.

Y bueno, poco después de mudarse, su hermano llegó saltando de felicidad, pero no estaba solo, lo acompañaba otro chico casi de su edad. Jimin se quedó impresionado cuando lo vio, tan imponente desde el principio, con una sonrisa amable que hizo colisionar la mente del pobre Jimin.

Todavía lo recuerda y siente sus piernas temblar de los nervios.

Fue un día como cualquier otro, Jimin lo vio entrando a su casa, detrás de Jihyung. Un chico un poco más bajo que su hermano, de cabello castaño, vestido totalmente de negro, Jimin ahogó un jadeo sorprendido al ver su aspecto casi desaliñado, tatuajes cubriendo sus brazos y barba un poco crecida.

Jihyung los presentó, Jungkook estrechó su mano de forma amigable y después de eso, todo pasó muy rápido.

Pasó a sentirse atraído por Jungkook, a en serio estar enamorado de él.

De él y sus hermosos ojos añil, de su aroma tan embriagante a whiskey y su sonrisa sencilla.

Jimin no creía que pudiera desear más a un alfa que no fuera Jungkook. Ansiaba tener la fortuna de ser tocado por Jeon, de sentir sus grandes manos en su cintura y besos en su cadera. De impregnarse del aroma del alfa y aferrarse a él, deseaba tocarlo y que le correspondiera.

Deseaba que el castaño estuviese igual de enamorado como lo estaba Jimin. Pero con el tiempo, el omega se sentía cada vez más abatido, sin importar lo mucho que intentara acercarse a él. Todavía era difícil acostumbrarse a él, a veces se ponía tan nervioso que tenía que salir huyendo de inmediato y seguir queriéndolo entre las sombras.

Pero Jungkook no se lo ponía tan fácil, con su porte dominante pero una sonrisa gentil conseguía desarmar por completo a Jimin. No hablaban mucho, principalmente porque el ojiverde era un poco tímido y a la pequeña muestra de amabilidad, ya estaba dejando el lugar para que Jungkook no notara sus mejillas teñidas de color carmín.

Sin saber como, el alfa había logrado atrapar al pequeño omega con su carácter fuerte, su inteligencia y su bondad, con su embriagador aroma, sus ojos color cielo y la sonrisa ladeada que a veces le dedicaba.

Jimin sentía a su omega regocijarse en su pecho cuando estaba cerca de él. ¿Jungkook sentiría lo mismo?

Lo más probable era que no. Y eso hacía que el chico de pestañas delicadas y labios color cereza, se sintiera triste y rechazado. Porque entonces las inseguridades se adueñaban de él y comenzaba a preguntarse todas las noches qué estaba mal con él. No creía que fuera tan desagradable, era un omega bonito y delicado. Sencillo y cariñoso. ¿Jungkook alguna vez vería eso?

Es entonces que las lágrimas se desbordaban en un llanto silencioso y cargado de sentimiento.

Era demasiado cobarde como para intentar algo más con el alfa, Jimin era solo un omega inexperto de dieciséis años y estaba enamorado de un chico de veinte. Probablemente la diferencia no era tanta, pero si algo notoria.

Más cuando escuchaba a escondidas las pláticas de Jihyung y Jungkook, donde este último contaba superficialmente sobre los encuentros que tenía con algunas omegas o cuando accidentalmente lo vio besando a una chica rubia una vez que visitó la universidad de Jihyung. Eso solo hacía que el corazón de Jimin se estrujara.

¿Eso era? ¿Porque él era un omega varón?

Jimin se miraba en su espejo todas las noches, sus amigos le decían que era bonito. Su hermano le decía que era brillante, entonces... ¿cuál era el problema? Tal vez porque era un omega. Y eso cambiaba todo.

Se encontró pensando en varias ocasiones sobre haber sido una chica omega. Pero eso solo lo creía cuando pensaba en complacer al alfa. Y él no tenía que complacer a nadie, no importa lo mucho que le gustara. Algún día sería amado de vuelta, algún día alguien lo iba a querer y se enamoraría de él.

Mientras tanto, Jimin esperaría.

Cuando él cumplió los diecisiete. Ya estaba completo e irremediablemente enamorado de Jungkook.

El alfa de ojos azules los visitaba seguido, tanto que en un punto su hermano lo citó en la sala de estar para darle la noticia de que Jungkook se mudaría con ellos. Afortunadamente, la habitación de Jihyung era lo bastante espaciosa como para dos personas.

A las pocas semanas, el castaño ya estaba mudando sus cosas. Compró una nueva cama y la acomodaron en el cuarto que compartirían los dos alfas.

El omega creyó que eso era lo mejor para que por fin Jeon se fijara en él. Solo que, sucedió totalmente lo contrario.

Jungkook siempre lo había tratado respetuosamente, más que nada porque Jihyung amenazó con cortarle la garganta si llegaba a hacerle algo a Jimin.

El ojiverde los escuchó un día. A escondidas.

"—¿De qué querías hablar? —preguntó Jungkook, cerrando el libro que estaba leyendo en la sala de estar.

Jimin miraba atentamente desde un rincón de la cocina, ninguno de los dos alfas sabía que se encontraba ahí.

—Hay algo que deberías saber... —comenzó Jihyung. Jungkook asintió, invitándolo a continuar—. Ahora que vivirás aquí, creo que deberíamos poner algunos límites.

—¿A qué te refieres? —el castaño enarcó su ceja, un poco confundido.

—Hablo de Jimin —murmuró, no tan alto—. Es el único omega de aquí y sinceramente, no me importará que seas mi mejor amigo, te arrancaré la garganta si intentas hacerle algo.

—Oh, hombre —Jungkook soltó una carcajada—. No tienes que preocuparte por eso, has visto mi trato hacia él, sabes que nunca intentaría ponerle una mano encima —él palmeó la espalda de Jihyung—. Además, lo veo como un hermano menor, jamás podría mirarlo de otra forma.

Jimin sollozó."

Y ahora, un Jimin de dieciocho años estaba tan perdidamente enamorado de un alfa de veintidós que siempre le daba los buenos días cuando entraba a la cocina por las mañanas.

Tal vez era el instinto de los alfas, proteger y respetar a los omegas. Jungkook nunca había intentado hacerle daño, el rizado no lo soportaría de todos modos.

Entonces, él se pasaba días enteros preguntándose qué era lo que necesitaba para tener la atención del alfa sobre él.

Sobre todo porque había algo que Jimin llevaba pensando desde hace meses. No, él nunca había estado con alguien antes. Es verdad que besó a unos pocos alfas y betas, en realidad, no significó nada. Porque Jungkook llevaba adueñándose de su mente desde hace tiempo.

Sin embargo, no ha compartido momentos íntimos con nadie alguna vez. Es decir, no ha tenido sexo.

Y eso no resultaría un problema a no ser porque él en realidad quiere hacerlo. Últimamente sus celos han estado más difíciles, el dolor es tan insoportable que llega a desmayarse porque no consigue un alivio. Y es que, él no quiere cualquier cosa, no quiere a cualquier alfa, quiere a Jungkook.

Su omega está encaprichado con él, a pesar de que Park le diga que nunca conseguirán que Jeon se fije en ellos. Porque así eran las cosas, a los ojos del alfa, Jimin era un mocoso niño sin experiencia que, además, era un omega varón.

Y bueno, a veces sueña despierto. Casi siempre es con el castaño. Jungkook recorriendo con su boca todos los rincones del cuerpo de Jimin, Jungkook besándole el interior de sus muslos, Jungkook hablándole al oído con esa maravillosa voz que tiene, Jungkook dejando huella en sus caderas, siempre es Jungkook.

Jungkook. Jungkook. Jungkook.

Jimin está un poco harto por eso. Porque siempre termina con la ropa interior húmeda y su entrada palpitando con antelación. Es entonces que regaña a su omega interno por ser de esa forma.

Luego huele el aroma del alfa y es un ciclo que se repite. Nunca llega a su fin.

Pero es demasiado tímido como para proponerle al alfa que tenga sexo con él. ¿Qué pensaría Jungkook sobre eso? ¿Creería que Jimin es demasiado atrevido?

Y él ha tenido en mente una idea bastante tentadora, después de que su mejor amigo Hoseok le convenciera de comprar lencería una vez que fueron a la plaza.

Ahora, Jimin luce unas lindas bragas de color blanco que cubren su pomposo trasero de manera sexy y delicada. Él se mira en el espejo muchas veces, paseándose por su habitación con esa única prenda.

Y es inevitable el hecho de que está levantando su celular y abriendo la cámara. Él ha hecho esto antes, tomarse fotos que conserva únicamente para sí mismo porque no tiene nadie a quien compartirlas. Tal vez la mayoría de personas piensa que Jimin es un omega inocente y tímido.

Bueno... sí lo era, pero ha crecido, es un adulto ahora. Las hormonas y sus olas de calor le juegan malas pasadas a veces. Veces donde en serio anhela un nudo en su interior.

¿Inocente? Aún conserva un poco de eso. Pero, ¿tímido? Eso sí, al menos con el mundo exterior.

En la soledad de su cuarto puede abrirse de piernas por la noche o frotarse contra las almohadas para apaciguar un poco su calor.

Así que, el omega está tomando fotos de como lucen las bragas en él. Frente al espejo, de lado, de frente. Jimin se recuesta en su cama y posa provocativamente a la cámara para capturar más fotografías, que quedarán en su memoria después de eliminarlas.

Se imagina muchas veces situaciones como esas. Noches donde él está recostado en su cama y Jungkook entra a su habitación, lo imagina arriba de él, lo imagina por todas partes. Piensa que el alfa entraría a su cuarto sin haber tocado antes y al verlo completamente desnudo lo tomaría fuertemente hasta hacerlo gritar de placer.

Pero Jeon es demasiado correcto como para si quiera entrar sin avisar.

Vivían juntos, podría decir que habían entablado una confianza parecida a la que tenía con Jihyung. Pero eso sería mentir, el alfa ojiazul a pesar de que vivía con ellos, se pasaba la mayor parte de las tardes fuera. A veces no llegaba a dormir, incluso lo vio en algunas ocasiones llegando sumamente temprano, tratando de no hacer ruido. Y su pecho siempre se apretaba porque dejaba un leve rastro de un aroma dulzón, un aroma que no era el de él.

Pero también hacía estas cosas que hacían que su corazón saltara y su omega se agitara de alegría. Preparaba el desayuno para los tres, organizaba noches de películas o juegos de mesa, lo invitaba junto a Jihyung para que salieran a la ciudad de vez en cuando. Jungkook siempre le daba su espacio, respetaba el hecho de ser un omega, mantenía la casa impecable y a pesar de que sabía que tenía una vida sexual bastante activa, nunca había visto que el alfa llevara a nadie a la casa de ellos.

Jihyung estaba sumamente agradecido con su mejor amigo. Jungkook quería a Jihyung. De la misma forma que Jimin quería a Hoseok. Una amistad entre dos amigos de la misma casta que podían acompañarse y aconsejarse.

Era más difícil entre Jimin y Jungkook, ellos no salían solos, nunca. A veces se encontraban los dos en algún rincón de la casa, pero su hermano estaba siempre vigilando a su mejor amigo. De todos modos, el castaño no insistía mucho en invitar a Jimin a salir. Él estaba ocupado todas las semanas con otras personas.

Pero esa noche era diferente. Después de que Jimin estuviera felizmente satisfecho con las fotografías que había tomado, se puso una camiseta que le quedaba extremadamente grande y volvió a recostarse en su cama.

Estaba mirando su celular cuando escuchó la puerta principal abrirse y luego ser cerrada de nuevo.

Sabía que no era su hermano porque Jihyung le había dicho que saldría con Sohee, una omega que había conocido hace unas semanas. Jimin se había alegrado por su hermano, porque era una chica agradable, ya la había conocido solo una vez, pero se llevaron bien de inmediato y el rizado estaba contento de que al menos Jihyung fuera correspondido.

Escuchó pasos y su omega aulló cuando supo que Jungkook había llegado.

Él abrió ligeramente la puerta de su habitación y vio al alfa subiendo las escaleras con la vista fija en su celular. Cuando Jungkook se dio cuenta del omega, le dio una sonrisa a modo de saludo.

—Oh, hola Jim —él guardó su celular. Jimin quiso chillar de emoción por el nuevo apodo—. ¿Estabas solo? ¿Y Jihyung? —preguntó.

—Salió con Sohee —avisó, recargándose en el marco de la puerta.

Jungkook levantó sus cejas cuando el cuerpo de Jimin salió de su escondite y vio al omega cubierto solamente con una camiseta que le llegaba hasta los muslos, pero se recuperó rápidamente.

—Ya veo —el alfa se aclaró la garganta—. ¿Tienes hambre? ¿Quieres algo de cenar?

Sí, a tí. Por favor.

Jimin estaba por responder que tal vez podían cocinar juntos, pero a su nariz llegó un ligero aroma a lavanda y en un movimiento, el cuello del alfa dejó al descubierto una marca violeta casi imperceptible. Podía pasar desapercibido para todos, pero no para Jimin, quien frunció el ceño.

—¿Jimin? —preguntó de nuevo el alfa—. ¿Estás bien? Pregunté si querías algo de comer...

El omega negó rápidamente con su cabeza.

—N-No, es decir... no, no quiero nada —la puerta fue cerrada de manera brusca, haciendo que Jungkook se extrañe por su comportamiento.

Pero solo encoge sus hombros y se mete a la habitación que comparte con Jihyung para darse una ducha.

Jimin gruñe bajito una vez que está en su cama. Sí, admitiría que su omega está un poco celoso, pero también está herido.

Porque su lobo no entiende que ese alfa no les pertenece, que no es suyo, que no es su alfa. Y es entonces que la molestia se convierte en dolor y él trata de no pensar más en ello.

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